Desde plataformas de enseñanza para compañías que cambian su modelo presencial exitoso a online, hasta commerce de productos para la venta internacional con sourcing desde cualquier parte del mundo e incluso desarrollos de fabricantes que desean respetar sus cadenas comerciales tradicionales, pero le dan un giro a la comunicación e información con sus retailers para que estos cuenten con información actualizada y para que los procesos sean mucho más dinámicos.
Todos ellos tienen en común un abordaje de los proyectos mucho más dinámica y flexible, lo cual implica un click interno en los clientes que ven un punto de inflexión, un punto de no retorno a los esquemas comerciales utilizados hasta hace 1 año. Vemos una gran apertura a las sugerencias, al trabajo en equipo compartiendo experiencias que enriquecen a cada parte: al cliente por poder tomar ideas para nuevas estrategias comerciales y al equipo interno por poder ser parte y comprender más a fondo el negocio que se quiere llevar a la plataforma online. Si miramos hacia atrás esto es un gran avance en la forma de trabajo en la que la comunicación digital solía ser una extensión de todas las otras formas de comunicación: prensa, eventos y exposiciones, broadcasting, etc. Es decir que notamos un switch en la forma de pensar el negocio nativo digital, casi se invierte la ecuación ya que la estrategia pasa a conquistar al usuario online.
También notamos una reacción más rápida en compañías cuyo modelo de negocio ya era digital o en startups que ya encararon el negocio para ser exitosos por este canal. En definitiva a aquellos que pudieron entender que así como compran ellos online, también así deberían vender sus servicios. Si nuestro proceso de compra comienza Googleando o encontrando una imagen en Pinterest o Instagram que nos lleva al emprendedor que lo vende, miramos los comentarios, reviews y rates, comparamos en Amazon y decidimos, así debería también ser la estrategia de venta, con variantes dependiendo el producto o servicio, claro.
También es estos últimos meses notamos una intención del usuario a dejar de pensar en que estamos en una situación excepcional de pandemia, para darse cuenta de que es una nueva etapa que viene para largo, un nuevo paradigma al cual sumarse.
A la luz de todo esto, recomendamos que las marcas consideren lo siguiente:
1. No centrar las comunicaciones en torno a COVID-19
Los consumidores están cansados de las restricciones en sus vidas causadas por la pandemia, de la incertidumbre de cuándo volverá la normalidad y de las comunicaciones de las marcas que intentan tranquilizar con mensajes como "Estamos aquí para ti" y "Todos juntos en esto". El mensaje es claro: los consumidores en las redes sociales hablan menos del tema. No se debe insistir en la inminente "vuelta a la normalidad" porque en realidad estamos viviendo una “nueva normalidad”.
2. Acentuar lo que se puede hacer...
Los consumidores, cansados de las restricciones y anhelando las viejas libertades, quieren oír hablar de lo que pueden hacer en las circunstancias actuales, no de lo que todavía no pueden hacer. Esto no es un juego de palabras sino una nueva realidad. Las oportunidades para las marcas residen en ofrecer a los consumidores contenidos entretenidos y atractivos que supongan una ruptura con la monotonía y también, en proporcionarles sorpresas agradables que los recompensen. Acentuar lo factible con responsabilidad, como ha puesto de manifiesto la reciente reacción contra los influencers que se dieron la vacuna y vuelven a viajar por el mundo. La clara mayoría de los consumidores quiere ser lo más sociable posible, pero dentro de las restricciones actuales. Esto crea oportunidades para que las marcas se posicionen como un facilitador responsable, y luego innoven en torno a ello.
Mucha gente está empezando a ver la luz al final del túnel, pero esa luz todavía está lejos. Las marcas no pueden ni deben dar por sentado que la gente está todavía preparada para celebrar.